Los pronósticos oficiales indican que para los próximos meses no se esperan grandes modificaciones en el escenario de bajante extraordinaria que afecta el río Paraná, que así llegaría a tres años en esta situación de aguas muy bajas, según indicó el ingeniero Hugo Rohrmann, docente e investigador de la Facultad de Ingeniería de la UNNE.
Hacia finales del año 2015 y principios de 2016, se registraron las últimas inundaciones producto de picos de creciente del río Paraná, el principal curso de agua de la región norte y litoral de Argentina, y uno de los más importantes de Sudamérica.
Las crecidas suelen ser la característica distintiva del Paraná, por sus impactos en la población y en distintas actividades, así como en el ambiente.
A partir de mediados del 2016 el río se ubicó en alturas de normales a baja, para iniciarse luego con fuerza un período de bajante extraordinaria desde junio de 2019 hasta la actualidad, con registros por de debajo de los 2 metros en los puertos de referentes de Corrientes o Barranqueras, y valores mínimos de 10 centímetros.
Este periodo de aguas bajas, se interrumpió sólo en 37 días entre fines de enero 2021 y principios de marzo 2021, donde las alturas superaron el umbral de 3 metros en Corrientes, límite entre aguas medias y bajas, producto de eventos concentrados de precipitaciones en el sector no regulado por represas del río Paraná en Brasil, el sector más cercano a Puerto Iguazú.
“Todas las esperanzas se concentran entonces en la próxima temporada de lluvias que comienza entre septiembre y octubre, que debería ser definidamente superior a lo normal, para que se defina la finalización de esta gran bajante que hace 50 años no se registraba”, explicó el especialista.