Banco de pelucas Corrientes: cuando la solidaridad alivia

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Por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud, cada 19 de octubre se celebra el día internacional de la lucha contra el cáncer de mama. Su objetivo es crear conciencia y promover que cada vez más mujeres accedan a controles, diagnósticos y tratamientos. Pero además de dichos procedimientos médicos, son los cuidados paliativos los que muchas veces se convierten en verdaderos alivios a la hora de afrontar una enfermedad. En ese camino se enmarca la tarea que realiza el Banco de Pelucas “Dona Cabellos” de Corrientes. Allí, un grupo de voluntarias realizan artesanalmente pelucas que son luego donadas a pacientes que perdieron su cabello por enfermedades de largo tratamiento. Para conocer su tarea, dialogamos con Rosana Loudet, quien nos detalla cómo llevan adelante desde hace tres años esta labor solidaria en nuestra provincia. 

¿Cómo surgió el banco de pelucas? 

“La idea de realizar las pelucas surgió hace tres años, de parte de una de nuestras integrantes fundadoras, que es Nerina Gonzalez. Ella tuvo la idea de hacerlo en Corrientes, con la intención de replicar el trabajo que se hacía en un banco de cabello en Buenos Aires y sabiendo que muchas correntinas enviaban su donación de cabello a la capital del país. Así se planteó que nuestra provincia tenga su propio banco, para que el cabello de las correntinas quede para las correntinas. Ella tuvo una tía y una prima que fallecieron de cáncer, por lo que el tema la movilizaba. En su momento fue quien comenzó con la tarea. Posteriormente, vino un peluquero especializado en realizar pelucas oncológicas, el no quiere dar su nombre, pero es una persona que viaja mucho al exterior. Fue él quien nos enseñó la técnica para hacer pelucas. Fue eso lo que nos ayudó muchísimo en la confección y en poder mejorar nuestro trabajo”. 

¿Cual es su motivación para realizar esta labor solidaria? 

“Sin dudas, lo que nos mueve es el entregar la peluca para que las personas sientan esa alegría y felicidad de volver a verse con cabello, en un momento tan delicado. Queremos paliar ese dolor. Nuestra idea es sanar ese dolor con pelucas. Además, nos motiva también, cuando recibimos a personas en estados depresivo y llegan y ven cabellos, pelucas armadas, y pueden acceder a ellas, ya que a la hora de comprar son muy costosas y no todo el mundo puede hacerlo. Las armamos de acuerdo a lo que nos pide la persona. Esa es nuestra motivación, verlas salir con alegría, lágrimas de emoción por su cabellera”. 

En este punto, Rosana nos cuenta la anécdota de una de las jóvenes beneficiarias:  “Un día ingresó junto a su mamá una chica de 16 o 17 años, con la cabeza gacha, casi sin mirarnos, entró con su madre que es quien empieza a hablarnos y contarnos lo que tenía la hija. Ella llegó con un gorro, se lo sacó y le empezamos a mostrar y probar pelucas. Allí cambió su semblante. Finalmente encontró una que le quedaba perfecta y la verdad es que su cara cambió, se iluminó. De entrar sin mirarnos, a ponerse el cabello y sacarse fotos con nosotras ¡y subirlas a las redes! Fue una experiencia hermosa”.

¿Cómo es la modalidad de trabajo? 

“En este momento todo el trabajo lo hacemos seis personas, tres vamos los miércoles y los sábados solemos ser tres o cuatro. Primeramente, tenemos un facebook, que es BANCO DE PELUCAS, DONA CABELLO CORRIENTES. Allí pedimos donaciones de cabello, cinta, hilo y todo lo necesario para la confección de la peluca. También ese es muchas veces el medio de contacto con las personas que las necesitan. Nos visitan, y a partir de allí realizamos una listado de los pedidos. Además, seleccionamos los cabellos donados por colores, largos, calidad, tipo. Todo eso es gran parte del trabajo. Luego armamos las gorras con telas de microtul. Seleccionamos los que serán tejidos o los que serán cosidos a máquina. En un momento hacíamos unas pelucas para niños, y cubre sueros, pero ahora por cuestiones de falta de personal lo dejamos de lado temporalmente”.

¿Cómo es recibido su trabajo en Corrientes? ¿La gente se suma a colaborar? 

“Tenemos un gran reconocimiento y difusión por parte principalmente de las chicas que reciben las pelucas. Ellas son las mayores propagadoras. En cuanto a la colaboración externa, la verdad es muy escasa. Nos cuesta mucho conseguir donaciones y ayuda de personas; pero seguimos en la búsqueda y todos son bienvenidos. Todo el trabajo es ad honorem, es un voluntariado. Por eso necesitamos más correntinos que se sumen a colaborar y sacar una sonrisa a quienes la están pasando mal. Todo es bienvenido, además del cabello y los materiales, nos hace falta mucha mano de obra”.  

¿Qué es lo mejor de realizar esta tarea? ¿Y lo más difícil?

“Lo mejor es como le buscamos la vuelta para reinventarnos y que salga la peluca. Ya con la técnica aprendida, hacer el trabajo cada vez mejor y lo más natural posible. Cada encuentro es un intercambio de cómo trabajamos en la semana. Nos vamos mostrando y decimos mirá como me quedó la rubia o la morocha, o las muñecas, como le decimos cariñosamente. Hace poco estuvimos invitadas a Catamarca, donde se estableció el 5 de octubre como Día Nacional de las Pelucas Oncológicas Gratuitas, y durante esos días estuvimos trabajando a full, mucho más que de costumbre, para poder llevar más pelucas y que las chicas de allá vean lo que hacemos y cómo. Esos momentos, en los que estamos trabajando y viendo cómo mejorar la tarea, es la parte más linda, y por supuesto darles felicidad a las personas es muy gratificante. En cuanto a lo más difícil, te puedo decir que es cuando llamamos a personas para que retiren sus pelucas, y ya no están… que es algo que nos pasó”. 

El banco de pelucas funciona los días miércoles y sábados de 14 a 18 en un espacio que les presta la Fundación Virgen de Luján, ubicada en Salta 497. Allí reciben donaciones de cabello e insumos para elaboración de las pelucas. Los materiales son: tela elástica doble rebote, hilo marrón claro y oscuro, elástico negro de 1/2 centímetro, tijeras, cabezas de tergopol, agujas curvas.  

Pero tal como destaca Rosana, la mayoría de las veces las donaciones son insuficientes. “La verdad es que nos urge tener un lugar físico donde poder guardar nuestras cosas. Actualmente estamos en la Fundación Virgen de Luján, que nos ofrece amorosamente el espacio, pero nos encantaría tener un lugar propio, para guardar las cosas y tener las comodidades básicas satisfechas. Pero sobre todas la cosas, lo fundamental y más necesario, son manos solidarias que nos ayuden a confeccionar las pelucas. No es necesario tener experiencia, ni saber coser, ya que el proceso lleva varias etapas. Con voluntad y ganas de hacer felices a personas que la están pasando mal, es más que suficiente” cierra.

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Periodista. Lic. en Comunicación Social. Social Media Manager. Mamá.