El espacio público, una disputa de poder

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Cuenta la leyenda que en épocas antiguas había un señor llamado Juan, que era motivo de burla en su comunidad porque no tenía tierra. Hasta que ya cansado de esa situación, un buen día juntó unos troncos, tejió unas cuerdas, e hizo con eso una especie de corral amplio  y dijo: “ésta tierra es mía”. Y desde ese lugar donde “Juan Sin tierra” fundó su espacio, nació la idea de la propiedad privad y lo empezaron a respetar. Pero “Juan sin Tierra” no solo hizo crecer esa idea, sino que también de allí nació la idea de la propiedad pública, la idea del espacio público que todos usamos.

Ese espacio público, que fue distinguiendo las características de cada civilización importante, era donde Egipto construía ciudades para los muertos, Grecia construía ciudades libres donde se podía discutir las ideas en el ágora, los romanos que se reunían en el foro para hablar de política, o el “mercado” donde se intercambiaba comercialmente en el medioevo en el centro de los castillos, fue evolucionando poco a poco a lo que en las ciudades modernas y contemporáneos se distinguen los espacios públicos de la propiedad pública, entre los espacios de la propiedad privada.

La civilización occidental en su construcción milenaria ha pasado por varias etapas y mucho de lo que se vio en la roma Imperial, se vio después en “Las Indias” con su famoso tratado de creación de ciudades, que en algunos casos, se mixturaba con las ciudades precolombinas de presencia anterior al conquistador. Civilizaciones como los mayas, los aztecas, los incas tenían su propia concepción, así como también aquellas civilizaciones de pueblos originarios no alcanzaron el esplendor de las antes nombrada, es así como hoy llegan ciudades replicadas del modelo europeo, pero también ciudades con identidad propia de éste lado del hemisferio occidental.

¿Qué sociedades  representan hoy las ciudades contemporáneas construidas sobre las ciudades modernas – y ésta sobre ruinas o restos de ciudades medievales-? La ciudad moderna construida sobre principios liberales que involucraban el culto al personalismo y la inclusión de manifestaciones de instituciones como las religiosas, o las no confesionales – como organizaciones civiles filantrópicas- se adueñaron de plazas, espacios públicos y nombres de las calles, por lo que se ven bustos o esculturas de próceres legítimos, pero también de personas que muchos no conocían.

De igual modo, los espacios públicos con obras escultóricas de manifestaciones religiosas, o hitos /símbolos/referencias urbanas que indican que una organización determinada (club, fundación, ong, sindicato, etc) está trabajando en ésta ciudad, han sido moneda corriente en las ciudades modernas construidas de esa manera hasta principios de los 90, que ya la misma ciudad y las mismas personas empezaban a rechazar tales manifestaciones por no sentirse incluidas o representadas.

El avance y civilización de los colectivos sociales desde esas épocas han ido ocupando mayor espacio en las sociedades actuales y rechazando la exclusión a favor de generar espacios inclusivos, lo que puso en debate qué tipo de valores deseamos ver en las ciudades que vivimos, y como yo empatizo con el otro, para no herirlo en su sensibilidad con mi preferencia personal por sobre la suya, que en esencia es una lucha de poder, una disputa.

Expresiones como la de no exaltar el culto al personalismo, el agnosticismo, las luchas  políticas expresadas en manifestaciones y concentraciones populares, algunas con respaldo comunitario u otras representando a sectores o facciones han evidenciado las tensiones y la disputa que se dan en el espacio público. Y como tal, los organismos públicos deben tomar nota de esos cambios y transformar a la misma en una ciudad amigable para todos, y no en una ciudad que genere tensiones entre sus miembros.

Actos vandálicos sobre bustos, esculturas, o ataques a espacios religiosos – institucionales o de culto popular- son evidencia de esa disputa, que muchas veces son la punta de un iceberg que generan daños al patrimonio y al erario público.

¿Se deben seguir autorizando erigir bustos, esculturas, imágenes religiosas, hitos urbanos en lugares de acceso público? ¿Mi opción privada acaso no tiene un espacio para poder ejercerla libremente sin que hiera o excluya al otro que no lo siente? Son preguntas similares que confluyen hacia un lado opuesto, el ejercicio de “el laicismo”.

El espacio público de las ciudades contemporáneas debe tomarse como un lugar que represente a la mayor cantidad de expresiones, que incluya y no excluya, que ese espacio a la vez no es propiedad del político o funcionario que la administra circunstancialmente, es necesario que esa expresión de carácter autocrática sea reemplazada por concursos públicos, constituidas por personas que represente a los colectivos sociales, a los académicos, a los hacedores y a los mismos ciudadanos, sean escuchadas en voz y voto y así permita tomar la mejor decisión.

La ciudad debe representar e incluir a todos y no sectorialmente, o bien que no te hagan sentir el peso de la mayoría por sobre las minorías, es una manera de democratizar el espacio y de tener un gesto gentil por sobre quien no piensa igual que yo, es ejercer la empatía, es ejercer el don de gente que fortalece las relaciones sociales de una ciudad sin asimetrías y que la hace crecer en todos sentidos.

Acostumbraros a mal vivir en una espacio que me resulta hostil no es lo aconsejable para crear una sociedad más justa, ya que muchas veces no nos damos cuenta y poco a poco va contaminado y lo va replicando a mis círculos inmediatos e íntimos, hacer una ciudad amigable e inclusiva para todos, hará que mi trabajo y mi casa sea mejor, y por ende una sociedad que manifieste laicismo, hará una ciudad que incluya un poco más a todos.

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Arquitecto,docente y emprendedor social. Finalista top50 al premio Global Teacher Prize - Mejor docente del Mundo - 2018 por la Fundación Varkey. Top10 nacional de Maestros Argentinos 2017. Socio fundador de la ONG Adhapthes.Maestro Mayor de Obras, Profesor de Enseñanza Secundaria modalidad Técnico Profesional. Especialista en Robótica Educativa.