Viajar y volver en tiempos de pandemia

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“Estamos bien. Estamos en casa”, escribieron Pam y Juan en la página de Facebook de llevan el registro de más de un año y medio de viaje en Kombi por Argentina.  Partieron en septiembre de 2018 desde la zona sur de Buenos Aires, con la ilusión de recorrer el continente y llegar a Alaska.

En ese tiempo, además de cosechar experiencias, paisajes, dificultades y nuevos buenos amigos; solo regresaron a casa de sus familias una vez, que Pam describe como “una casualidad, quisimos dar una sorpresa”.

Estaban en Mendoza y se encontraron con amigos de la infancia que iban a viajar en auto a Buenos Aires y ofrecieron llevarlos. Dejaron la Kombi a resguardo en la tierra del vino, y partieron de visita a su casa. Luego volvieron a Mendoza a dedo. “una experiencia que nunca habíamos hecho y fue un capitulo en sí mismo”, relata Pam.

Viajar y volver en tiempos de pandemia

Tras ese impasse, también aventurero, retomaron camino a 60 km por hora, la velocidad promedio al que los puede llevar su Kombi. Y no pensaban volver, todavía. Hasta que la emergencia sanitaria por el riesgo de expansión del Coronavirus que tiene en vilo a todo el mundo – y en especial a los viajeros – también los alcanzó.

Al riesgo de contagio se suma la incertidumbre, los sueños frustrados, el expendio de lo poco ahorrado, el cambio súbito de planes, la imposibilidad de poder regresar. Pero lo que más duele, es la falta de empatía. Así describen sus experiencias en múltiples blogs y páginas de redes sociales los viajeros de las rutas americanas, que no contaban con un fenómeno tal como una pandemia en sus hojas de viaje.

A Pam Corvalan y Juan Manuel, que ya llevaban un año y medio de caminos recorridos por Argentina, las circunstancias los encontraron en Corrientes. Pasaron una semana a la sombra de los chivatos cercanos al Paraná con su Kombi en la costanera, y luego tomaron rumbo al interior, para visitar a primos y tías de Juan en la localidad de San Roque.

 

“Allí escuchamos que las disposiciones sanitarias se hacían más rígidas. Suspendieron las clases. Y nos dimos cuenta que era tiempo de regresar. A pesar de nuestros planes frustrados, era mejor volver ahora que estábamos cerca – a 900 kilómetros – de casa. Después de todo, es una pequeña distancia en comparación con la que planeamos hacer hasta Alaska”, relató Pam a Crónicas de Agua.

La posibilidad de regresar “justo a tiempo” fue para ellos como “un gran privilegio. Íbamos a quedarnos en San Roque, pero nos dimos cuenta que la situación se estaba agravando. Y para cuidarnos y cuidar a todos, entendimos que era hora de regresar. Salimos a la ruta cuando ya habían algunos controles”, relató Pam.

LA CITA

  • Consideraron pasar el tiempo de cuarentena dispuesto por el gobierno en suelo correntino, pero ahora agradecen haber vuelto a Buenos Aires. “De un día para otro tomamos la ruta, pero esta vez para regresar”, explicó.

Habían partido desde Buenos Aires en septiembre de 2018 rumbo a Usuahia, por la ruta 3 que costea el Atlántico. “Empezamos a subir por la cordillera y conocimos la Patagonia argentina y la chilena, pasamos el invierno en el Bolsón y la región de Cuyo. Al retomar viaje, llegamos a la Quiaca, haciendo tramos de la ruta 40, y allí pudimos vivir el carnaval”, relata Pam.

Cientos de miles de personas y paisajes argentinos todavía titilan en sus retinas. Muchos de ellos fueron capturados por sus cámaras, y los comparten en su sitio y redes sociales (Respira el momento en Kombi).

“Para cada tramo, evaluamos la condición del camino y el paisaje. Son terrenos de muchas cuestas y ripio. Y también pensamos en cuidar la Kombi, no exigirla demasiado”, recuerda. De hecho, algunas de las vicisitudes del camino tuvieron que ver también con pedir repuestos y hacer reparaciones mecánicas.

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Otra de sus premisas, de esos “tips” que les sirven de guía al viajar, tiene que ver con conocer lugares que no son tan turísticos. “Hubo pueblos y lugares que nos atraparon. Ir dejándonos guiar por esas impresiones también es parte de nuestro nuevo estilo de vida”, explica Pam.

“En el camino la gente que nos sigue – tienen varios miles de followers – nos invita a sus casas, nos escriben, nos llaman. Y a los que podemos vamos visitando, eso también determina el camino que vamos haciendo”, detalla.

Ambos son fotógrafos y su hogar está dentro de la Kombi, y también su trabajo. Además de imprimir postales de su viaje – que venden a colaboración – hacen artesanías y trabajos con materiales reciclados, de modo de ir generando ingresos para costear la travesía.

“Nos sorprenden los aportes a voluntad: desde los que no pueden pagar nada económico, hasta cantidades que no crees. Es muy lindo, porque la gente se siente parte de nuestra aventura”, destaca.

 

 

Viajar y volver en tiempos de pandemia

Entre las cosas que aprendieron, una lección fundamental fue la de “aprender a recibir ayuda: en nuestro día a día estábamos muy negados. Trabajábamos en relación de dependencia: Juan reparando computadoras y yo como administrativa en un sindicato. Con rutinas agobiantes: levantarse para ir a trabajar, volver a cocinar, dormir y al otro día igual. Nos pasábamos enojados con nuestros trabajos, nos enfermábamos con frecuencia, pasábamos días con mal humor”, recuerda.

“Nos pasábamos enojados con nuestros trabajos, nos enfermábamos con frecuencia, pasábamos días con mal humor”, recuerda Pam.

LA CITA

  • "La decisión de largarse al camino es una de las partes más difíciles, los blogs de viajeros ayudaron mucho”.

Leíamos blogs, nos inspiraba ver como otros viajeros resolvían sus problemas, y también podían generar dinero viajando

Viajar y volver en tiempos de pandemia

A la incertidumbre, solidaridad

La familia Zapp, también argentinos y viajeros reconocidos por su experiencia a nivel mundial, fueron una de sus referentes, pero no la principal. “Su historia nos llegó como un incentivo más o menos a la mitad de nuestro proceso de querer viajar. Pero nuestros mentores, nuestra principal referencia es una pareja: Nico y Lola. Ellos tienen también su página (Kombi Pal Norte), y fueron y regresaron de Alaska en cinco años. Cuentan todo: desde el proceso de armado del vehículo, la decisión de una nueva vida, como fueron resolviendo las dificultades y sus experiencias”, explicó Pam.

Tuvieron la suerte de contactarse y poder encontrarse en Ushuaia. Compartieron siete meses viajando juntos por la Patagonia y forjaron “una amistad increíble. Al principio estaba detrás de la compu, siguiendo su viaje, sin conocernos. Y hoy compartimos una amistad que nunca hubiéramos imaginado”, asegura.

Como Pam y Juan, Nico y Lola, son “muchísimos los viajeros en la ruta. Tenemos un grupo en whatspp con más de 20 viajeros con los que charlamos todos los días. Hay gente de toda Latinoamérica. Y ahora, muchos de ellos atraviesan serias dificultades para volver a sus casas. Algunos pudieron regresar, porque estaban en promedio bastante cerca de su origen como para poder volver. Pero en todo el mundo, miles de personas están varadas en mitad de la experiencia, sin permiso para regresar a ninguna parte”, reflexiona.

Entre los conocidos viajeros, algunos hicieron 2 mil kilómetros en tres días. “La velocidad promedio es de 65 kilómetros por hora. Pasaron dificultades, se cerraron las fronteras, los han tratado mal, les tiraron piedras y les rompieron el parabrisas. Es doloroso como en estas circunstancias que afectan a todo el mundo, se está perdiendo la empatía”, opina Pam.

 

Viajar y volver en tiempos de pandemia

Así como Pam, muchos otros viajeros aprovechan sus blogs y redes sociales para generar un mensaje de conciencia. “Quienes viajamos, llevamos nuestra casa a cuestas. No tenemos siempre un techo. Hay gente varada en Perú, en Ecuador, en Costa Rica. Los están desalojando de todos los lugares pero tampoco pueden regresar”, explica.

Mientras, quienes ya están seguros bajo el techo de sus familias, no pueden dejar de pensar en ellos. “Generamos redes entre las personas que conocemos, para poder ayudarlos”, apunta.

Pam y Juan tuvieron suerte. Pudieron regresar justo sobre el filo de la disposición del aislamiento social obligatorio. Pero ahora, a modo de consejo, piden por otros aventureros varados. Con pueblos bloqueados, rutas bajo estricto control y poca empatía, “quienes intentan regresar la están pasando muy mal”, explicó.

LA CITA

  • Si no pueden generar ingresos, tampoco podrán subsistir. Y nadie tiene agua en su vehículo. Ofrecerles una ducha, ayudarlos con alimentos o permitirles rellenar sus bidones. Ofrecer sus patios para acampar, a la distancia; o permanecer en las estaciones de servicio, son gestos solidarios muy valiosos.

Chilenos, uruguayos, europeos y de distintas nacionalidades que viajaban como ellos, aguardan el fin de la cuarentena y también “tienen miedo e incertidumbre”, recordó.

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A modo de ejemplo, Pam destacó una decisión tomada en San Martín de los Andes. “El municipio dispuso de un playón muy grande, para que 14 motorhomes pudieran pasar la cuarentena. Con los Parques Nacionales cerrados, los municipios deberían disponer de esos espacios públicos para los viajeros en todos los lugares, para cuidarnos entre todos”, expresó.

“Es verdad, los viajeros estamos acostumbrados a que nuestros planes cambien todo el tiempo. Pero no contábamos con una pandemia. Esperamos retomar el camino cuando se pueda. Pero ahora, es tiempo de ser solidarios. De cuidarnos todos”, sostuvo al final.