Fotos: gentileza Carlos Maciel
Sonríe con los labios amables mientras habla aquí de salud, del cariño de la gente y del chamamé. “Mamá no quiere ir a otra fiesta. El año a veces se hace largo. Ojalá la inviten a mitad de año así estrechamos más el cariño de la gente”, desliza el director de la banda, su hijo Ariel Palacios. “Para mi será un placer y un honor volver a estar a su lado”, agrega Marta Carrara, una de las invitadas de Ofelia a cerrar la 30 Fiesta Nacional del Chamamé.
“La invitación de volver a la Fiesta vino hace tres meses. Está todo listo”, cuenta Ofelia Leiva desde Buenos Aires. “Tendremos cuatro invitados especiales. Haremos un repertorio con clásicos y algunas sorpresas”, agrega.
— ¿Cuánto dura la inyección que genera la fiesta nacional del chamamé?
Mucho. No podría precisar cuánto me acompaña pero todo el cariño viene conmigo. El año pasado me alquilé una casa en Corrientes que fue difícil encontrar. Estoy en silla de ruedas y necesito ciertas comodidades. En el Anfiteatro estuve únicamente el día que cantaba. Antes cuando estaba bien me iba todas las noches.
— ¿Cómo estás de salud?
Últimamente vengo haciendo record en las guardias del sanatorio. Me descubrieron una bacteria en la flora intestinal. Esto produce que no pueda comer nada. Nada. Todo pasaba de largo y semanas atrás estaba atrapada en mi casa. Me había curado pero ya le médico me advirtió que eso podía volver y volvió.
Pelear la vida
Esta bacteria en la flora intestinal ya fue descubierta hace más de un año. Ahora volvió afectar la salud de Ofelia.
Al principio los médicos no sabían qué tenía: le hicieron colonoscopía, endoscopía, diferentes estudios hasta descubrir la bacteria. A raíz de esto, no podía comer verduras, frutas, lácteos, nada.
LA CITA
-
“Perdí mi buena alimentación y eso trae como consecuencia que hago hipoglucemia. Una cosa trae la otra”, explica y el encadenamiento de la salud se vuelve un triste dominó.
Ella hoy ya tienen más de 70 años pero a los 26 fue operada de cáncer. Las radio terapias de aquellos años fueron muy invasivas. Soslaya escavar en cada problema de salud y sale de las preguntas con una sonrisa.
“Esta bacteria de la flora intestinal vino a romperme las guindas”, suelta y sonríe. “Espero que el antibiótico haga efecto; mientras tomo mate cocido pues no puedo tomar té, café, mate”.
Naturaleza
Ofelia Leiva canta desde los 8 años y desde entonces su voz llega clara, precisa, dulce. No hace ejercicios para vocalizar, todo su talento es natural. “Creo que es un don y una gracia de dios. Estoy poniéndome fuerte para viajar”, explicó días antes de arribar a Corrientes. El jueves último formó parte de un homenaje a mujeres chamameceras que otorgó el gobierno provincial.
El domingo ella cerrará la Fiesta Nacional del Chamamé. Aceptó porque los organizadores le prometieron cuidarla, cumplir con algunas cuestiones pactadas y trabajar en un marco de respeto mutuo.
“Hace unos días atrás repasaba la carpeta con los temas. La gente es la dueña de la fiesta. Siempre digo lo mismo. La dueña de la fiesta es la gente que paga la entrada, la que se come las horas ahí a veces escuchando cada barbaridad. Entonces me parece una falta de respeto no hacer algunos temas que ellos están esperando. Sin el público, ¿a quién la vamos a cantar?”, argumenta.
Recuerdo del Flaco
En el 2008 falleció el reconocido animador y locutor Juan Carlos Cosarinsky. En varias ocasiones presentó a Ofelia en la Fiesta. “Durante muchos años el Flaco fue parte de nuestras vidas. Él siempre me decía que extrañaba los mate cocidos cuando pasaba por casa. Iba un rato y tomaba mate cocido. Se sentía como en su casa. Nosotros con Rosendo vivíamos por la calle Brasil en Corrientes. Cuando el Flaco puso su primera oficina le acompañamos con el Trío Corrientes, los de Imaguaré, Mario Bofill, Yacaré Aguirre, entre otros. Teníamos una amistad, más allá de todo”, explica.
“Hace unos meses atrás en mi facebook encontré una foto donde estamos con el grupo y también está el Flaco Cosarinsky. Ahí aparece él entremezclado entre nosotros. Me dio mucha alegría verlo. Pobre, qué decisión tomó. Inesperada para mí. No podía creer cómo él había tomado esa decisión. Él hizo mucho por la música. El Festival de Festival que motorizó Cosarinsky era todo chamamé y fue muchos años antes que la Fiesta Nacional del Chamamé”, advierte.
Primer dúo vocal mixto de la historia
Según el profesor Piñeyro, Rosendo y Ofelia fundaron el primer dúo mixto del Chamamé. Hubo otros como los Hermanos de Pompert, Susy y Guillermo, pero su formación es más reciente. Rosendo, que venía del folclore nacional, se murió sin saber que había creado dentro del chamamé el primer dúo vocal mixto en el género.
Rosendo fue el hacedor del dúo.
LA CITA
-
Él dijo un día “no quiero cantar más solo”. Así fue que me propuso cantar a dúo la música de Corrientes. Ninguna otra música.
Me sorprendió esa decisión porque ya era una revelación de Cosquín de la década del 60’. Su fama y popularidad estaba garantiza dentro del folclore
Claro, por aquellos años 60 y 70, más adelante también, esa música era sumamente poderosa. Rosendo está en el libro de oro de Cosquín y sin embargo dejó todo para cantar Chamamé.
Para entender qué sucedía con Rosendo; Ofelia relata que cuando él iba a cantar a una radio hacían cola para verlo. Llenaba estadios de básquet. Eran pocos los folcloristas que tenían fama: Palito Ortega, Leo Dan, Sandro, entre quienes estaba Rosendo. “Dejó ese mundo para cantar chamamé. Era amado por ser folclorista. En Misiones al dúo lo aceptó en cuenta gotas, ellos querían que Rosendo fuera solo. Lo habían adoptado como hijo y como si fuera misionero. No hay lugar de esa provincia donde él no haya ido a cantar. No dejó de visitar ni un solo pueblo en la tierra roja. Hasta en un secadero de yerba lo vi cantar en una ocasión”, cuenta.
“En Chaco, Santa Fe, Formosa y Misiones son las provincias que más lo contrataron como solista. Cuando empezábamos el dúo el mechaba, iba metiendo el dúo de apoco porque la gente quería escucharlo a él solo. Hasta que el disco salió y ahí se dedicó de lleno al dúo. Él decía que había entregado su vida al dúo y al chamamé, así que por hacerle el gusto al público cantaba un taquirari o una samba. Pero nada más.
Nosotros llevamos nuestra música a lugares donde no conocían la palabra chamamé.
LA CITA
-
A veces cuando estoy en la cama recorro un mapa mentalmente y veo los pueblos de todos los tamaños por donde hemos estado.
Somos los chamameceros que más recorrieron la provincia de Buenos Aires.
— Si yo te digo Carabelas, ¿te dice algo? – pregunta Ofelia esta vez.
— No. — Respondo avergonzado.
— Carabelas es una localidad de la provincia de Buenos Aires donde fuimos con Rosendo a llevar chamamé. Hicimos cientos de rutas, caminos y ciudades. En una oportunidad fuimos a la fiesta de los tamberos. Le preguntamos al presidente de la comisión por qué nos había contratado. ¿Usted conoce lo que hacemos?, No, respondió el hombre. “Pero le contratamos porque Héctor Larrea los nombra siempre. Dice que son un matrimonio, que los quiere mucho y por eso los contratamos”. De esto hace 45 años atrás. Fuimos a un montón de provincias como Mendoza, Catamarca, Salta, entre tantas.
Espacio para disfrutar
Ofelia tiene tres hijas mujeres y un hijo varón, Ariel Palacios. Él ya había incursionado en el dúo Rosendo y Ofelia. Ahora es el director musical del grupo, encargado de juntar a los músicos y llevar la puesta a punto. “Estamos muy bien para esta presentación. Ahora manejamos mejor las ansiedades. Estamos más grandes y lo tomamos desde otra perspectiva. Para nosotros es un gusto y un placer volver a tocar”, cuenta.
La banda que acompaña a Ofelia Leiva viene de la mano de Juan Banueva en bandoneón, Raúl Gutta en batería, Uli Gómez en percusión, Martín Sandoval en guitarra base y coros, Jorge Bernárdez en primera guitarra y Ariel Palacios en Bajo.
“Los problemas de salud de mamá la reducen muchísimo. Entonces nosotros tratamos de no abrumarla con los preparativos. Buscamos estirar la vida y disfrutar más esta presentación”, explica Ariel. “Cada músico está en su proyecto musical. Por mi parte confío en los músicos, son muy buenos y tenemos mucha química entre nosotros. No tenemos que crearnos grandes expectativas en la cabeza, sino salir y tocar. Disfrutar”.
Ante todo, el público
Sobre el repertorio Ariel cuenta que no habrá grandes cambios, entre los invitados estarán Marta Carrara, Javier Sa, entre otros. “Con Ofelia estuve en el 2018 por primera vez”, agrega Marta, quien toca el arpa. “El año pasado me invitaron pero justo el día que íbamos a tocar llovió y suspendió. Al día siguiente ella se presentó pero con mucho menos tiempo entonces redujeron el repertorio”, explica. “Para mí es un placer y un honor estar de invitada. Es una de las voces más hermosa del chamame. El cariño que le manifiesta la gente es enorme. Estoy súper contenta”.
Ariel cuenta que este año congeniaron rápido con Ofelia. “Siempre tiro una lista y por ahí ella cambia algunas cosas. Dirijo toda la banda pero siempre con su visto bueno, nunca me corto solo porque el espectáculo es de ella. Algunas cosas la termino convenciendo y ha hecho cambios que no tenían que ver con su historial”, advierte.
Tras el deceso de Rosendo Arias ocurrió hace más de diez años Ofelia decidió seguir cantando. Ariel tuvo una charla con ella y recuerda que fue una de las más importantes. “Hasta ese momento papá era el líder en todo concepto. Continuar era valioso pero había que apuntar cómo seguir. El primer ensayo fue durísimo. Realmente fue duro. Lo fuimos llevando adelante. En aquella oportunidad le dije – la ausencia de papá no solo se iba a notar en el canto sino también desde lo visual. Entonces era necesario cambiar toda la estructura y la sonoridad de su propuesta musical. La anime y así metimos la percusión, parches de cuero y después metimos hasta tres percusionistas en una ocasión. En esa oportunidad nos acompañó Lucas Salazar”, recuerda.
La percusión en el chamamé es importante. “Toda la música nació de la percusión, eso está más que claro. Los guaraníes hacían percusión. Decir que este instrumento no pertenece a la raíz musical de Corrientes es un error, ninguno de los otros instrumentos son autóctonos de la provincia. Los chicos que tocan con nosotros tienen un criterio muy elevado. Nosotros hacemos chamamé. Somos chamameceros 100 por 100. Hablamos un lenguaje único entre nosotros”, destaca.
Por último Ariel rescata una anécdota íntima. “Recuerdo que una vez quité del repertorio Cielo de Mantilla. Mamá no me habló por un mes. “La gente va a escuchar esos temas y vos se lo sacas”, me dijo. “En mi caso me había puesto como espectador y me pareció que estaba bueno sacar ese tema y tocar otra cosa”. Este año en cambio no faltaran los clásicos y joyas de rescate musical que también forman parte del sello distintivo en el repertorio de Ofelia Leiva.