Acercan una mesa entorno de un círculo de personas. Hay bebidas y hojas verdes frescas, “esto se come directamente con mano”, alza la voz una señorita y se la come. El resto del público no tiene mesa, lleva su bebida en el regazo, en su mayoría se riegan con cerveza y unos pocos jugos naturales de naranja o limón. La cita era en el puerto de la ciudad, en el Centro Cultural Siete Corrientes. Se dispuso la terraza, pocas mesas y muchas sillas, el público iba ocupando sus lugares y para las 23 estaba casi todo repleto. Los músicos en el escenario listos.
El público concentra la vista hacia adelante, siguen todo con el cuerpo y los ojos, hay en el entorno un silencio expectante y lúcido. El telón de fondo es el río que corre oscuro, sereno, silencioso, manso. Puka Bossa Nova se presenta y la música comienza a deleitar a los presentes. Verónica está ubicada en el centro, vestida de verde se yergue alta, sonrisa de marfil, las manos abiertas abrazando el ambiente, la música, la vida. Su mirada se pasea regando de luz del entorno.
El repertorio se ensancha con música de Toquinho, Vinicius de Moraes, Djavan, entre tantos otros. También habrá un espacio para el tango, el chamamé y la danza. “El lugar es paradisíaco. A nuestra espalda el río Paraná. Vamos a viajar todos a Brasil desde la música”, desliza Choco Olmedo y le responden con suspiro, aaaahhh. La felicidad también puede traducirse en un par de letras extendidas.
“A Víctor Piñeiro esa guitarra le trajeron de Brasil. Pero el flaco toca y le pone todo el swing”, explica Choko y aplauden con entusiasmo. Las extensiones de sus dedos pueden recordar a las de un pianista. En otra formación, en Tajy, hacen volar sus composiciones de música regional junto a Belén Arriola y Alejandro Tato Ramírez.
“En los 60 había dos cantantes, un dúo, Tim Maia y Roberto Carlos. Por problemas de egos se separan y Roberto hace una carrera solista impresionante. Tim Maia se fue a los Estados Unidos y se puso en contacto con el fanky. Cuando volvió a Brasil tenía toda esa música y compuso canciones que también fueron furor. Una de ellas las grabó con Gal Costa, se llama Día de Domingo”, contó Choko y el público volvió soltar un suspiro de alegría. “E outra vez te ver sorrindo”, cantaba Verónica mientras parte de la platea coreaba la canción.
Unos días después de aquella presentación charlamos telefónicamente con Choko, quien recordó feliz ese momento como cada presentación con Puka: Choko en percusión, Verónica Vasco en voz y Víctor Piñeiro en guitarra. Además abordamos otras cuestiones.
— En esta presentación no fuiste con la batería, ¿vienen así ahora con un set más acústico?
Así es, ahora hacemos un espectáculo más acústico. No estoy llevando la batería. Solo llevo el zurdo y hacemos un espectáculo más íntimo. Los lugares nuevos y no tan nuevos que hay en Corrientes para tocar no tienen equipamiento de sonido. Algunos tienen poco o nada. En ese contexto llevar una batería es un doble esfuerzo porque se necesita amplificar, sino se amplifica como corresponde los de la primera fila escuchan bien y el resto se pierde de ese sonido.
Los lugares que abren no ponen atención al sonido, a las luces. Entonces quieren que estén los artistas, los músicos, pero los músicos tienen que hacer su presentación con escasas herramientas.
LA CITA
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Los sistemas de sonido no son caros, pero en los bares no piensan en eso y el artista tiene que hacer malabares para sonar bien. Cuando el público te escucha mal no dice qué malo el sonido, sino que dicen que la banda es mala.
Esto es incómodo. Pasa en muchos lugares, no solo en Corrientes. Pero hay lugares donde sí es un placer tocar como en Nanas, en Resistencia. En ese lugar tenés un sonido muy bueno, tenés un retorno, ahí da mucho gusto tocar. Nos sentimos muy cómodos teniendo todas las condiciones.
Llevar sonido a un lugar para tocar es una locura. Después tenés que cobrar dos mangos el derecho de espectáculo y no es serio. Entonces todo el esfuerzo queda en la espalda del artista, el dueño del bar no arriesga nada. Por eso hacemos ahora con Puka Bossa Nova un set acústico.
— En esta presentación hicieron además de música brasilera un chamamé y un tango, ¿irán abriendo ahora el repertorio con otros ritmos?
El laburo de Puka Bossa Nova es siempre reversionar las canciones. Tomamos un tema de bossa y lo hacemos al estilo de Puka. A veces nos dicen, “ustedes no componen”, y en realidad es complicado componer en otro idioma. Componer un bossa en castellano no es serio. Entonces pensamos en reversionar canciones argentinas manteniendo la parte rítmica y haciendo nuestro aporte sonoro. Vamos incorporando chamamé. Es un trabajo que estamos haciendo. Para nosotros es de alguna manera componer ya que trabajamos seriamente cada tema.
— Un músico que siempre está en su repertorio es Djavan, ¿seguís buscando cosas para incorporar en tu repertorio?
Resulta que para mí es un músico completo. Creo que sigue siendo uno de los mejores de Brasil. Es un músico muy amplio. Hace diferentes ritmos, armonías, melodías, es muy amplio. Siempre hacemos cosas de él y con Víctor Piñeiro tratamos de incorporar nuevos temas. Estamos atento a lo que hace Djavan, es una línea o un faro para nosotros. Constantemente está evolucionando, sigue creciendo y eso es un estímulo para cualquier músico.
— En cada presentación hablas entre tema y tema, en varias presentaciones recordás a Mario García. Sos el continuador de ese legado, ¿te sentís así?
Sucede que Mario para mí fue una guía como artista y como músico. No tengo reparo en decir que aprendí mucho a su lado. Todo sabemos lo difícil que era para tratar, tenía un carácter especial, pero pongo sobre relieve su legado artístico. Fue un gran músico. Admiraba su trabajo, tenía muchas ideas y sonaba muy bien. Tuve el privilegio de trabajar a su lado durante mucho tiempo.
Me gusta siempre contar lo que pasa detrás de la banda.
LA CITA
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Que la gente sepa que nos juntamos en casa a ensayar, que preparamos mate y ensayamos, disparamos ideas y vamos trabajando sobre eso.
Trato de contar cosas divertidas para que la gente la pase bien.
Porque si vos te sientas a ver un show y sólo es música como si saliera de un disco me parece que el show no es completo. Una canción tras otra sin ninguna chisca no me parece la mejor opción. Entonces creo que el músico tiene que ser más artista, contar cosas, abrir las puertas para compartir con la gente lo que hacemos fuera del escenario. La gente se ríe, en otras ocasiones son más tímidas pero hay un vínculo ahí entre los músicos y el público.
“Somos músicos las 24 horas del día”
Este verano Puka estuvo con una agenda cargada, varias presentaciones tanto en Corrientes como fuera de la ciudad. A lo largo del tiempo la banda tuvo diferentes cantantes como Pierina Celeste, Macarena López Leyes y Gabriela Sánchez Negrete. En cada presentación el repertorio se ajusta a la voz.
Sin embargo terminado el verano y los compromisos de Verónica Vasco la banda volvió a su formación estable. La misma con la que grabaron el más reciente material discográfico, Swingando a su manera.
Cada presentación de la banda deja un destello de felicidad. Abre una puerta de luz. Verónica se ríe continuamente y contagia esa alegría. Sus labios se ensanchan dibujando el mar, cierra los ojos mientras las palabras salen de su boca para acariciar, tocar y estallar el ambiente en mariposas de colores. La música se hace un bálsamo prístino en la noche de Corrientes.
“El año pasado cumplimos 10 años con Puka Bossa Nova. Queremos festejar este año. Ahora estamos viviendo momentos difíciles. Para los músicos que vivimos de tocar y hacer música este es un momento muy difícil. Hay otros que hacen música pero son contadores, abogados, psiquiatras. Ellos viven de otra cosa. Los músicos que pensamos y trabajamos las 24 horas del día sufrimos cuando no podemos tocar”, deslizó Choko quien mantiene siempre el humor pero los pies puesto bien en la tierra, palpando cada milímetro de su alrededor.