La educación alternativa se abre paso en Corrientes

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“Ser adultos dignos de ser imitados es nuestra gran conquista”, afirma Evangelina Saucedo, licenciada en psicología  y una de las impulsoras de la propuesta educativa. Con 11 alumnos matriculados en su primer año de existencia, el establecimiento que funciona bajo la modalidad de la pedagogía Waldorf dio sus primeros pasos firmes en nuestra provincia, y demostró que es más que una tendencia a nivel global.

¿Cómo definirías a esta propuesta de educación alternativa?

Alternativo es todo lo que se diferencia de lo tradicional, que es el sistema impuesto. En nuestro caso, trabajamos con la pedagogía Waldorf ,que contempla una imagen integral de lo que es el ser humano.

Si conozco en profundidad lo que necesita el ser humano en su camino, desde dónde voy a acompañar, la formación será diferente. No planteo lo que quiero que el niño aprenda, sino veo qué trae ese niño al mundo y  la manera de acompañar para que lo desarrolle.

La educación alternativa se abre paso en Corrientes

¿Cómo es la experiencia para los niños?

La transitan con padres involucrados, con el alma impregnada de los padres, quienes trabajan en conjunto con los docentes. Ellos saben que el pasto de la escuela lo cortó el papá, la pared la pintó mamá, es decir, el alma de unas manos amorosas que lo hicieron para él. Desde allí es todo diferente. No es un sistema verticalizado, no hay una dirección, sino una organización más horizontal, en la que somos todos compañeros. Esto implica todo un trabajo en comunidad y a la par, que no es para cualquiera. Es un cambio de paradigma. Hay que comprender que estamos formados de otra manera, pero se puede tener el valor de aprender a generar algo que no es para uno, sino para una comunidad. Ser adultos dignos de ser imitados es nuestra gran conquista.

¿Y cómo abordan los contenidos que estipulan las curriculas educativas formales?

No quiere decir que no aprendan los contenidos que están plasmados en la currícula, lo diferente es cómo se aprenden. En esta pedagogía abordamos los conocimientos, respetando los procesos para llegar al aprendizaje.

El primer gran cambio es el tiempo, ya que se respetan sus procesos. Para llegar a un primer grado se espera que el niño haga su primer cambio de dientes, para entonces incorporar lecto escritura.

LA CITA

  • Ocurre que durante sus primeros siete años, el niño está desarrollando un cuerpo físico, entonces las fuerzas vitales están puestas en que todos los órganos se desarrollen armoniosamente y el niño conquiste ese cuerpo.

Una vez que el niño conquistó eso, puede pasar a lo siguiente. Quiere decir que el cerebro terminó su desarrollo, y ahí podemos intelectualizar, cuando el aparato está listo. Y esto se relaciona a otra cuestión importante, que tiene que ver con que “antes, no es mejor”.

Esta cuestión de apurar y competir por quién hace primero qué, y que sea antes de lo necesario no es mejor, ya que esos costos se pagan, tarde o temprano.

¿En qué se diferencia esta propuesta de la educación tradicional?

Planteamos otra forma de respetar los procesos, corriendonos de las necesidades mercantiles de insertarlos en algo que es una gran máquina, y ver que necesita el niño del adulto y no tanto que necesita el adulto que el niño haga.

Nosotros no manejamos un sistema de notas, no fomentamos esa cuestión de que por una nota el resultado y cómo vive esa experiencia. Además nos orientamos mucho hacia lo artístico, ya que el arte es un lenguaje universal y mucho más inclusivo.

La educación alternativa se abre paso en Corrientes

Trabajamos en una educación mucho más inclusiva, ya que tal vez un niño que no habla, a lo mejor canta, y el que no canta, tal vez baila, el que no hace figuras geométricas o pinta.

LA CITA

  • Nuestro trabajo es con movimiento, a través de la euritmia, que consiste en hacer visible la palabra, y desde ahí uno expresa con el cuerpo lo que tal vez no logra decir.

Y qué importante es que un niño crezca con un medio de expresión y pudiendo liberar eso. Otra diferencia importante es que es más importante lo que se vive,que lo que se cuenta, es decir que vivencial.

Tampoco usamos uniformes, ya que no buscamos justamente uniformar, sino potenciar las individualidades y respetarlas. Buscamos que el niño trabaje y fortalezca la voluntad. Se aprende a sembrar, que el pan no sale de una bolsa, sino de la mezcla de ingredientes y que sus manos pueden crear su alimentos. Aprendemos a tejer su vestimenta, también conceptos de construcción. Todo el tiempo es buscar que el niño sepa que sus necesidades las puede satisfacer con sus manos y ese trabajo de sus manos puede ser para otro, para el bien común. Y eso mismo se trabaja con los padres, trabajar para el otro, para la comunidad, con los hijos como motor. Volver al foco, que son los niños.

¿Cómo surgió y cuál fue el camino hasta llegar a la escuela Semillas de Luz?

Empezamos con un jardín, que a través del tiempo y las necesidades de los niños fue tomando esta orientación, junto al grupo de padres que se involucró fuimos viendo la diferencia en nuestros hijos con el proceso educativo.

La excusa es la infancia, pero los adultos estamos ahí aprendiendo y sanando. Nuestro motor son nuestros hijos, ya que es difícil en corrientes instalar algo alternativo, pero fue tan fuerte ese motor que son nuestros hijos, que nos decidimos a continuar en una siguiente etapa con esto que hoy es la escuela viva. Mi hijo me decía que en la escuela a la que iba no era feliz, ese es el motor que empuja todo.

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¿Cuáles fueron los pasos para poder concretar el proyecto?

No es fácil, porque junto al grupo de padres con el que emprendimos el proyecto todo el tiempo no tenemos que revisar en nuestras actitudes, en lo aprendido y tratar de armonizar. Esto se da porque la escuela viva está planteada en base al trabajo en comunidad, con todo lo que eso implica. La búsqueda de consensos, tolerarnos para trabajar juntos con un objetivo que tiene como motor al niño.

Hay que salir del ego y transformar esa pequeña comunidad educativa, que es un ensayo de una forma distinta de sociedad. Por ejemplo nuestra economía es fraterna, cada uno aporta lo que más siente que puede aportar, sin mirar cuánto aportó el otro.

Y si siento que puedo más, lo hago para el que esta vez no puede. Y es un gran ensayo, ya que uno a veces tiene esa tendencia a ver cuánto puso el otro, justamente por cómo estamos formados. Pero es también parte del aprendizaje, desandar mucho el camino y ensayar algo que nos mejora como seres humanos y nos genera una gran transformación. Justamente, es difícil muchas veces sostener un grupo, porque hay personas a las que le parece mucho trabajo y se va bajando.

En mi caso, no tenía pensado darle continuidad con una escuela primaria, porque se lo que cuesta, el sacrificio que me implicó armar el jardín, y bancar una estructura. Y una escuela es un desafío mayor. Pero el grupo de padres y niños que iban llegando a la edad de dejar el jardín empezó a preguntarse ¿qué pasa después? Y así fue que decidimos emprender el camino.

La educación alternativa se abre paso en Corrientes
La educación alternativa se abre paso en Corrientes

¿Cuáles fueron las principales dificultades?

Por supuesto que sostener una estructura ya es una dificultad, pero con el camino del jardín hecho, la mirada es otra. Por ejemplo empezamos una campaña en búsqueda de padrinos, y mucha gente se contactó interesada, ofreciendo aportes de distintos tipos. Y no solo padres con niños en edad escolar, sino personas de la comunidad interesadas en el proyecto. Desde donaciones para cocinar, mobiliario, fuerza de trabajo, dinero. Y es una forma de ver que no estamos solos. Muchas veces es cambiar el chip y abrirnos a un cambio de paradigma y sobre todo saber pedir ayuda, que es parte de la transformación. También nos pasó que tuvimos una promesa de donación de un terreno, pero finalmente no prosperó, ya que a quién tenía la potestad de firma de la donación le dijeron que en la educación Waldorf no se ponen límites y que eso no es posible en Corrientes. Y si bien eso nos decepcionó, nos dimos cuenta que fue para mejor y que la respuesta está en el trabajo en comunidad. Empezamos muy pocos, y ahora se suman las madrinas y padrinos, que no tienen hijos en la escuela, eso es enorme.

¿Cómo fue tomada la propuesta por los educadores tradicionales?

Costó mucho plantear esta posibilidad a nivel institucional. En un principio fuimos al ministerio de Educación para ver la posibilidad de plantear una escuela pública y la respuesta fue “ni lo sueñen”. Así, ni lo sueñen. Y nos mandaron directamente a la Dirección de Enseñanza Privada.

Tuvimos desde un principio una resistencia, empezando por el trato. Pero con paciencia y convicción y nos terminaron diciendo que como enseñemos, mientras estén los contenidos formales, no es problema.

LA CITA

  • En esos pasos burocráticos se siente la resistencia, pero a nivel comunidad no es así. En la sociedad hay más gente interesada de la que creíamos, gente que busca alternativas. Nos sucede en nuestros encuentros a los que asisten personas que buscan otra forma de vivir, otros caminos.

Hay una necesidad de cambiar muchas cosas a nivel social, más allá de la burocracia. También maestros y educadores se acercan a nosotros con el objetivo justamente de apartarse del sistema tradicional que tiene un maltrato institucionalizado y naturalizado en todos los niveles y eso hace que el sistema expulse gente que busca otras cosas.

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Una de las críticas hacia esta opción educativa tiene que ver con la supuesta falta de límites. ¿Qué puede decir al respecto?

La pedagogía Waldorf plantea una educación hacia la libertad, que muchas veces se confunde con una educación libre, y es todo lo contrario. Lo que se busca es ofrecer al niño todo lo que necesita en cada etapa, en jardín es la parte social, emocional y de conquista del cuerpo, propio y del espacio a compartir con los demás, que eso implica una mirada atenta y amorosa y también  límites bien planteados, seguros y estables. Ese es uno de los pilares de la pedagogía Waldorf.

Adultos verdaderos, no en pose, no en tapas de revistas. El niño es sabio, está conectado más que con lo que decimos, con lo que somos, o aparentamos. Por eso el trabajo del adulto es tan importante. Y que el trabajo sea en conjunto, sin tirarnos la pelota, sino acompañarnos y tejer redes. Ser un trampolín para el niño y no una competencia. Hacia la libertad es lo que los detractores confunden con libre, y aducen que andamos descalzos y hacemos lo que queremos, cuando es todo lo contrario. Otra de las críticas es que se vive en una burbuja. Y no es así, ya que como en toda escuela, cada niños más allá de esas horas, tiene su vida. Cada familia tiene su ocupación, vida, orígen particular, pero el punto en común es querer otra opción educativa.

 

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Con la escuela ya en marcha ¿cuáles son las expectativas?

Nuestro sueño es seguir adelante con este camino, acompañando el crecimiento de nuestros hijos, abriendo cada año un grado de primaria, y secundaria. Empezamos muy pocos, y se van sumando familias y colaboradores, profesionales, educadores, que vienen fatigados de un sistema que abruma un montón. Que no contempla ni comprende las formas y tiempos de cada niño.

Nuestra pedagogía es el arte de educar y darle la forma a cada uno para que pueda aprender. Por suerte hay cada vez más interesados. Hay personas que comprenden que lo que hacemos no es para beneficio personal. Nadie vive de esto, nos buscamos un rédito para nosotros, sino para necesidades de la escuela; y que nos ayuden a sostenernos se siente hermoso. Si bien nuestro camino recién empieza, podemos decir que no estamos solos.