Esteban Dansker: Entre el piano, la memoria y la música

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Desde muy pequeño comenzó a estudiar y su carrera profesional empezaría a florecer desde muy joven. Todavía recuerda aquel primer concierto solista a los 11 años en el Instituto de Música de Corrientes o el que hizo junto la Orquesta Sinfónica de Corrientes, cuando tenía 17, en diciembre de 2003.

Sus composiciones y obras también llevan ese compromiso por la memoria: su dedicación a mantener viva la llama de los sobrevivientes del Holocausto es una marca ineludible en su historia.

Esteban no sólo incursionó en la música klezmer, en el jazz, en eventos particulares, conciertos multitudinarios, o recitales comunitarios. Desde hace algunos años comenzó su carrera en el mundo de las obras teatrales de la mano de Pepe Cibrian, y en Crónicas de Agua nos cuenta su vida, su historia, la música, el arte, su compromiso social y lo que está por venir.

Esteban Dansker: Entre el piano, la memoria y la música

– ¿Cómo comenzaste a darte cuenta que querías dedicarte a la música?

Empecé con la música de muy chiquito, a los 3 o 4 años ya tenía juguetes de pianos, y luego me compraron uno un poco más grande. A los 8 o 9 años comencé a estudiar en clases particulares y a los 11 ingresé al Instituto de Música de Corrientes.

– ¿Qué música se escuchaba en tu casa? ¿Qué te gustaba a vos?

La música que se escuchaba en mi casa era muy variada: había música judía, boleros, pop, rock, de todo. No había un solo género. De adolescente empecé a escuchar un poco más de jazz y música clásica.

– ¿Qué recordás de tu primer concierto solista?

Fue en 1998 cuando ingresé al colegio secundario del mismo instituto de música, a los 11 años. Se realizaban unos mini conciertos que se organizaban en el conservatorio instituto, en los que rotábamos diferentes alumnos del nivel inicial. Recuerdo que toqué una sonatina de Beethoven. En ese momento estaba nervioso y la sensación era de tensión, pero también de placer y una gran satisfacción al terminar y recibir los aplausos y el reconocimiento del público.

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Su compromiso con la comunidad judía y la música klezmer son una parte más que importante de su carrera. Ha participado de festividades, casamientos, ceremonias, espectáculos culturales para diferentes instituciones, pero tal vez lo que más a fuego tiene marcado es su historia con Sara Rus, sobreviviente de Holocausto y Madre de Plaza de Mayo, y su tarea de poder transmitir la historia de aquellos que escaparon del nazismo y hoy dan testimonio.

 

– Y el klezmer ¿cómo llega a tu vida?

Lo escuché desde muy chico en casa, en las fiestas judías, en la comunidad. Es música que mamé desde chico. Cuando era adolescente y empecé con el jazz también lo hice con el klezmer y me atrapó mucho, entonces le dediqué muchos años a la investigación e interpretación de este estilo que hasta el día de hoy es algo que me cautiva.

A Sara o “Sarenka”, como le decimos los amigos, la conocí por medio de un programa que se llama “Proyecto Aprendiz” de Generaciones de la Shoá, una institución de hijos y nietos de sobrevivientes del Holocausto, y lo que hace es emparejar a un maestro con un aprendiz.

LA CITA

  • Siempre digo que para mí, Sara Rus es una abuela postiza.

El maestro es el sobreviviente y los aprendices somos los alumnos. La idea es crear lazos, relaciones amistosas, para que la última generación viva que queda pueda transmitir de manera directa a quienes vamos a tener la tarea y el deber de contar lo que sucedió durante el Holocausto.

– Tuviste la posibilidad de tocar en muchos eventos de la comunidad judía, pero hay algo en particular en los que tienen que ver con el Holocausto ¿por qué?

Parte de mi trabajo es tocar en fiestas judías, tanto en ceremonias como en shows. Tengo una conexión especial con el tema del Holocausto porque hace unos años me empezó a interesar mucho e investigué sobre los artistas, específicamente sobre los músicos y poetas que vivieron en el Holocausto, el impacto que tuvieron, sus herramientas y métodos para seguir haciendo arte en el momento que vivían el encierro, hacinados, incluso en los momentos más difíciles que eran cuando los llevaban a los campos de exterminio.

Esteban Dansker: Entre el piano, la memoria y la música

– ¿Cuál es tu relación con Sara Rus (sobreviviente del Holocausto y Madre de Plaza de Mayo)?

A Sara o “Sarenka”, como le decimos los amigos, la conocí por medio de un programa que se llama “Proyecto Aprendiz” de Generaciones de la Shoá, una institución de hijos y nietos de sobrevivientes del Holocausto, y lo que hace es emparejar a un maestro con un aprendiz. El maestro es el sobreviviente y los aprendices somos los alumnos. La idea es crear lazos, relaciones amistosas, para que la última generación viva que queda pueda transmitir de manera directa a quienes vamos a tener la tarea y el deber de contar lo que sucedió durante el Holocausto. Yo fui asignado a Sara Rus, nos llevamos muy bien, y me contó en primera persona todo lo que vivió, lo cual fue muy impresionante. También me contó la parte de su historia en la que se llevaron a su hijo y hasta el día de hoy está desaparecido. Ella es una persona muy importante que da mucho testimonio y tiene una concepción de la vida increíble, se la ve sonriendo, bailando o cantando, aún sabiendo todo lo que pasó. De hecho, hace unos años hizo una gran fiesta en su cumpleaños número 90, y con mi banda klezmer tocamos para ella. Hasta hoy en día nos hablamos y llamamos. Siempre digo que para mí es una abuela postiza.

– ¿Cómo fue ganar la beca Gilbert Lewi y viajar a Polonia? ¿Qué experiencias te dejó ese viaje?

La beca la gané gracias a un trabajo de investigación que hice justamente relacionado con las canciones del Gueto de Vilna, y a partir de ahí fue donde me empecé a conectar más con las cuestiones del Holocausto y la necesidad de poder transmitir lo que pasó. Ese viaje fue muy emocionante. Poder estar en los lugares en los que se perpetraron las masacres, los campos de exterminio, los campos de concentración, los guetos donde estaban encerrados los judíos y otros grupos de personas que también padecieron, eso hace que a uno el cambie la vida.

Yo soy un músico que tiene épocas de acuerdo al género musical, por lo que no puedo elegir uno solo.

LA CITA

  • Hay momentos en los que solamente escucho klezmer, otros jazz, y ahora hace un tiempo lo único que escucho es música de películas en sus versiones orquestales.

Al trabajar con Pepe me inspira para componer y realizar grandes orquestaciones para las obras que tenemos proyectadas.

Su carrera musical es extensa. Desde su Corrientes natal hasta su vida en Buenos Aires ha tocado con la Orquesta Sinfónica de Corrientes, con la Orquesta Sinfónica de Chaco, en 2014 realizó el estreno mundial de su obra “Concierto para Piano y Orquesta”, bajo la batuta de la maestra Andrea Fusco, y estuvo junto a una orquesta de cámara en la Usina del Arte cuando se estrenó mundialmente una obra que homenajeaba a víctimas del atentado a la AMIA.

Hace pocos años a Esteban se le abrió una nueva posibilidad en su vida: crear música para obras de teatro y musicales de la mano del exitosísimo director Pepe Cibrian Campoy.

– ¿Cuándo empezaste a componer para teatro?

Empecé a componer para teatro con el maestro Pepe Cibrian en el año 2018. Mi entrada al gigantesco mundo de la composición para teatro fue directamente de su mano, lo cual no es poca cosa, ya que es un artista famoso y muy reconocido. Eso para mí eso fue importantísimo.

Esteban Dansker: Entre el piano, la memoria y la música

– ¿Cómo fue componer para la obra “Por el nombre del padre” con Pepe Cibrian y Viviana Sacconne?

En 2018 teníamos proyectado realizar un musical, pero por diferentes motivos no se pudo concretar, y surgió la posibilidad de hacer “Por el nombre del padre”, una comedia que Pepe interpretó junto a Viviana Saccone. Él la escribió y dirigió, y me propuso hacer música original, así que desde el momento cero estuve de acuerdo y muy encantado. El primer musical que vamos a estrenar juntos será en enero de 2021 y se llamará “Infierno Blanco”.

– ¿Cómo es tu relación con Pepe?

Con Pepe forjamos una amistad tanto artística como personal, somos muy buenos amigos. Él me había seleccionado por un casting de compositores que hizo, pero me terminó diciendo que al final no trabajaríamos porque el proyecto que pensaba llevar a cabo no se haría. En ese momento lo acepté, pero a los dos meses lo llamé por teléfono para que me dé una oportunidad de conocernos y mostrarle lo que yo podía hacer musicalmente. Lo llamé 20 veces hasta que, viendo mi insistencia, me citó sin compromiso para empezar a trabajar. Así fue que nos juntamos unas dos o tres veces, y él se sintió tan a gusto que empezaron a surgir muchísimas ideas y proyectos.

A los dos meses lo llamé por teléfono para que me dé una oportunidad de conocernos y mostrarle lo que yo podía hacer musicalmente.

LA CITA

  • A Pepe lo llamé 20 veces hasta que, viendo mi insistencia, me citó sin compromiso para empezar a trabajar.

Así fue que nos juntamos unas dos o tres veces, y él se sintió tan a gusto que empezaron a surgir muchísimas ideas y proyectos.

– Me contaste que en 2021 realizarán el musical “Infierno Blanco”, ¿de qué se trata?

“Infierno Blanco” cuenta la historia de un hombre muy poderoso de Europa que tiene un imperio de empresas como pantalla para sus negocios ilícitos. Al querer llevar a cabo una de sus maniobras comerciales, conoce a diferentes personas que seduce y enamora para que éstas entren a su mundo infernal.

– Después de tantos años de carrera, si tuvieras que elegir un estilo musical y un tema, ¿cuáles serían y por qué?

Yo soy un músico que tiene épocas de acuerdo al género musical, por lo que no puedo elegir uno solo. Hay momentos en los que solamente escucho klezmer, otros jazz, y ahora hace un tiempo lo único que escucho es música de películas en sus versiones orquestales, eso es lo que ahora me atrae, porque al trabajar con Pepe me inspira para componer y realizar grandes orquestaciones para las obras que tenemos proyectadas.