La publicación corre por cuenta de la editorial Floricanto Press, con sede en Moorpark, California, Estados Unidos. La selección y la traducción estuvieron a cargo de María Amelia Martín, una lingüista y escritora correntina que vive en Nueva York. El libro ya se encuentra disponible en plataformas digitales.
“Esta es una colección de cuentos de once autores argentinos de renombre cuyas diversas voces expresan el espíritu rural y urbano de la región del noreste de Argentina. Diferentes en tono y estilo, estos cuentos respiran folk, misterio, arte y política a través de una narrativa convincente que profundiza en la belleza y la aspereza de la naturaleza humana, exponiendo los encantos y tribulaciones de las tierras profundas de América del Sur”, explicó el escritor correntino Gabriel Ceballos.
El libro incluye textos de Mariano Quirós, Miguel Ángel Molfino y Francisco Romero (Chaco), Osvaldo Mazal (Misiones), Patricia Severín, Carlos Roberto Morán y Enrique Butti (Santa Fe), María Inés Krimer (entrerriana), Orlando Van Bredam (por Formosa) y de Corrientes Cristina Iglesia y José Gabriel Ceballos.
Valeria Luiselli, la joven escritora mexicana creadora de novelas como Los Ingrávidos y Desierto Sonoro, celebró hace poco tiempo atrás que los textos de su compatriota Sergio Pitol fueran traducidos al inglés. En declaraciones a medios periodísticos manifestó que hay una gran ignorancia sobre lo que pasa en la literatura en castellano en Estados Unidos, pese a que 50 millones de habitantes son hispanoparlantes en ese país. “Es un tema preocupante, doloroso y a ratos desesperanzador”, dice Luiselli. Si se celebra la publicación de un escritor vecino al gran país del norte, imaginen cuánto más se aplaude la llegada de esta publicación con escritores del litoral.
La publicación del libro Tales of a Deep Land. Short stories from northeastern Argentina lleva justamente la literatura de esta región del país a los Estados Unidos. La selección y la traducción estuvieron a cargo de María Amelia Martín, una lingüista y escritora correntina que vive en Nueva York. Aquí en esta entrevista brinda detalles de cómo y por qué se gestó esta publicación.
— ¿Cómo y por qué surgió hacer esta antología?
— La idea de esta antología surgió, en principio, de una motivación personal: la de reunir mi afición a las letras con la de mi profesión de traductora; dos áreas en la que me formé académica y profesionalmente. Un proyecto en el que, por otra parte, confluyen los dos mundos a los que pertenezco, el de mis orígenes litoraleños y el de mi presente en Estados Unidos, país donde resido desde hace más de veinte años.
Valeria Luiselli, la joven escritora mexicana creadora de novelas como Los Ingrávidos y Desierto Sonoro, celebró hace poco tiempo atrás que los textos de su compatriota Sergio Pitol fueran traducidos al inglés.
LA CITA
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Hay una gran ignorancia sobre lo que pasa en la literatura en castellano en Estados Unidos, pese a que 50 millones de habitantes son hispanoparlantes en ese país. “Es un tema preocupante, doloroso y a ratos desesperanzador”, dice Luiselli.
Si se celebra la publicación de un escritor vecino al gran país del norte, imaginen cuánto más se aplaude la llegada de esta publicación con escritores del litoral.
— Hay representantes de Santa Fe, Chaco, Entre Ríos, Formosa, Corrientes y Misiones, ¿bajo qué criterios se realizó esta selección?
—La selección de los narradores se circunscribió a la región del NEA y a la cercana provincia de Santa Fe. Más allá de que los seleccionados sean algunos de los principales exponentes de la literatura en sus provincias, el criterio estricto fue el de la calidad literaria de los textos.
— Con el libro en la mano, ¿encontraste elementos comunes en estos escritores? ¿Hay pocas mujeres narradoras en la región?
— Se puede notar que los escritores tienen estilos diferentes y que no hay una temática común en la antología. En todos los relatos subyacen cuestiones existenciales y trascendentes; aunque en algunos, estas cuestiones se aborden desde lo mítico y en otros desde lo real o cotidiano. Pero sí hay un elemento presente en todos ellos, el espíritu de la región. Un espíritu que revela la profunda relación del ser litoraleño con su espacio geográfico y su contexto histórico.
No creo que haya pocas mujeres narradoras. Tal vez no todas hayan encontrado aún su espacio en el escenario de la narrativa a nivel provincial o nacional, pero creo que sí las hay y muy buenas. Entre ellas las tres que participan en esta antología.
— El cuidado de la edición arrancó con la tapa, ¿cómo fue la elección del artista para que ilustre? ¿El trabajo fue libre o había alguna línea editorial?
— La elección de la imagen de portada fue difícil porque las opciones, tanto de los artistas como de las obras propuestas por ellos, fueron varias y todas interesantes. Siempre hay aspectos técnicos a considerar, así como lineamientos por parte de la editorial, pero creo que la imagen elegida, que pertenece a un fotógrafo correntino, fue la acertada porque ilustra. Es acertada en su sencillez y su esplendor, un paisaje que es familiar a todas las provincias del nordeste.
— Hubo un estudio de mercado, ¿se espera algo específico con esta publicación?
— No, para nada, no hubo un estudio de mercado. Pero sí hubo una percepción del creciente interés por la literatura latinoamericana en Estados Unidos. La población de origen hispanoamericano es cada vez mayor y cada vez son más las editoriales independientes que publican ediciones bilingües. Pero, dentro de esa tendencia, el segmento de mayor crecimiento es el de la literatura latinoamericana escrita en inglés. Por esa razón, creo que tanto los editores como yo, esperamos que esta antología trascienda el ámbito que le es propio y llegue a un público mucho más amplio.
— Se realizarán en el futuro otra selección u otra publicación de este mismo tenor, ¿de qué depende seguir trabajando en esta línea?
—Es probable que continúe trabajando en proyectos similares, con algunas variantes. Son muchos los escritores del NEA y de otras regiones del país con un gran talento y todo el potencial para acceder a un mercado como el de Estados Unidos, siempre ávido de nuevos autores y de buena literatura.
The Boss of Chamamé
By José Gabriel Ceballos
GOOD OLD FERMÍN AYALA CALLED ME early in the morning; two days after that, he passed away. The phone woke me up from a bender I got on trying to forget everything.
Tragic news. Said the radio. Mr. Fermín Ayala, the Boss of Chamamé, has died in the capital of the province. I broke down inside. The funeral will be held at the official theatre. The Governor has declared this date a mourning holiday.
I then had my first drink. It is not much you can do when you learn that a friend, who is also a genius, dies. But something, maybe a premonition, like if a bat brazed my brain, prevented me from having a second drink, even when I had decided to get madly drunk. The radio host continued saying:
―It is still not known when or where Fermín Ayala will be buried. He will probably be taken to his hometown. During his illness he had mentioned that he wanted to be buried there―.
My inner bat came back once and again in the following hours, as the radio went on with the news, saying that the governor had donated a fancy coffin for Fermín, that the funeral was crowded with people, and that they were still uncertain about the burial site. Until I couldn’t help it anymore and decided to go to the telephone booth and make a call to the capital.
Getting a telephonic communication with the provincial capital is not an easy task from this corner of the earth. The few telephone devices around here are merely an adornment. Service came four hours later. I got lucky that I could talk to my cousin, a Medical Doctor who assisted the old man in his sad last moments. He and other friends fought hard to honor the wish that the old man had expressed several times.
But the matter was getting difficult. Almost anybody in the capital would agree with moving the corpse. The authorities wanted to make the most of a funeral that was so timely for the elections, only one month away; which could, of course, only be worth it if taking place there. The widow was enjoying her stellar role in front of such important people (the women whom Fermín Ayala had divorced thirty years ago, the one who would only remember the old man when she had to go to the bank and get the author rights revenues that he gave up to her in its totality so that she would cease her judicial summons; the one who never showed up at the hospital in the five months that Fermín was hospitalized.) And most of the artists that were close to Fermín didn’t help much either; almost every artist in town was working on a speech for the funeral or a statement for the press about the irreparable loss.