“Quería tener una biblioteca para mí y luego fue del barrio, de los vecinos y de toda la ciudad. Así comenzó esto”. Albina Cañete, más conocida como “Titina”, lleva adelante la ardua tarea de abrir todos los días las puertas de la biblioteca popular, “Tirso Peña” en la ciudad de Clorinda, Formosa. Ella se jacta de mantener en pie la única biblioteca de la ciudad que no está gestionada con interés político partidario, que está pensada para la gente, para que los chicos puedan leer y viajar a través de los libros. Y descubrir el mundo.
Esta quijotada; que lleva adelante la mujer de 84 años, es un desafío diario ante los permanentes cambios que impone la comunicación. La biblioteca nació hace 23 años, cuando no existían teléfonos smartphone, Internet, redes sociales ni fibra óptica. En todo este tiempo, la institución tuvo sus altos y bajos. Hoy con el apogeo de la conectividad digital como una competencia al papel, Titina “se rebusca” para mantener su casa abierta, con niños en ronda leyendo, estudiando o haciendo la tarea.
Como en el cuento de Cortázar “Casa Tomada”, en lo de Titina “ese algo” que va ganando espacios en su morada fueron los libros, que van avanzando y convirtiendo su hogar en una biblioteca popular. Es la única de la ciudad y hasta hace unos meses, estuvo herida de muerte, pero con ayuda de algunos vecinos logró conservar las puertas abiertas. Hoy sigue en pie “agiornandonse” a los tiempos y ofreciendo los más 10 mil títulos de amplia temática, para todas las edades.
“Esto antes era una biblioteca dentro de una casa; ahora es una casa dentro de una biblioteca”, dice, y no exagera. Esta pasión por los libros llevo a “Tinina” a ceder espacios de su vivienda para sumar anaqueles y estanterías.
LA CITA
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De una casa de más 100 metros cuadrados, soló le quedo una habitación de 4x4 como vivienda. El resto, es todo de uso público.
El sueño de esta bibliotecaria de alma, es que su legado tenga un espacio físico propio y se pueda gestionar sin intervención de la política partidaria. “Nunca recibí nada, porque no me interesó. Con esto no se puede hacer política”, opina.
Con orgullo exhibe sus casi 10 mil títulos de novelas, poesías, cuentos, investigación, de manualidades. Todo lo que hace es a pulmón, con la ayuda de los vecinos y pensando en el bien comunitario.
Desde la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) recibe una ayuda, pero no alcanza para todo año. Y el descenso en las cuotas societarias golpea fuerte en la economía de la biblioteca. “Cuando algo se descompone, lo arreglo con mi plata y si hace falta pagar la luz, lo hago. Esto es mi vida y trabajo todos los días para mantenerlo en marcha, y con las puertas abiertas para los chicos”, dice.
“Hace unos años, cuando pudimos comprar un reproductor de VHS, salió el DVD y luego otras tecnologías. Llegamos siempre tarde. Mientras juntamos los recursos, la tecnología nos va ganado”, lamenta, aunque con un sonrisa dibujada en el rostro. “Acá tenemos lugar para estudiar, espacios para lectura de niños y muchos vienen a hacer la tarea y le ayudo con eso. Si no lo encontramos en los libros, seguro está en internet”, dice.
“El trabajo es amor hecho visible. Si no puedes trabajar con amor sino sólo con aversión, es mejor que dejes tu trabajo y te sientes en la puerta del templo a pedir limosnas a aquellos que trabajan con alegría”, consigna el famoso Kahil Gibran. Este poeta y escritor libanés es uno de los autores preferidos de Titina y tiene un lugar de privilegio en la biblioteca.
En las extensas estanterías, las obras clásicas de la literatura Universal están a la vista, pero reconoce que los chicos leen menos. “Antes pasábamos horas metidos en los libros. Hoy conservar la atención de los niños cuesta mucho más. La inmediatez del nuevo mundo y la instantaneidad complica mucho, y recibimos capacitaciones para lidiar con eso”, cuenta.
Titina se gana la vida con la venta de harina de maíz. Cocinando y moliendo el maíz que luego muchas familias lo usaran para hacer chipa guazú y sopa paraguaya (comida típica de Paraguay y del norte de Formosa). Además, cobra una jubilación mínima y con eso lleva adelante su vida. Gran parte de sus ingresos se reinvierten en mantener viva a su casa, donde cobija su sueño y a esa ilusión que tuvo de pequeña.
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Sus ex campañeras de un comercio donde trabajaban juntas, recuerdan que a Titina siempre le gustó la lectura, y que desde pequeña soñaba con libros y con la esperanza de que las personas puedan escribir y leer. La definen como una militante incansable de la cultura y el saber.
La biblioteca lleva el nombre de Tirso Peña, en homenaje a un reconocido médico de la ciudad. Un hombre solidario, sobre quien los que lo conocieron, aseguran que logró viajar por el mundo a través de los libros. “Era un hombre solidario y un gran lector”, explica una de las integrantes de la comisión directiva. La familia del médico donó la colección de libros de medicina que tienen un escaparate especial y un reconocimiento en la entrada de la biblioteca.
Trabajo arduo
Esta enorme gestora cultual, tiene problemas con los papeles administrativos. “Necesitaba alguien que me ayudara con las presentaciones de AFIP y la personería jurídica. Además, una persona que pueda reemplazar para atender en los dos turnos en los que está abierta la biblioteca. Luego de pensar en cerrar este espacio, se acercó un contador y una mujer que ofrecieron su tiempo para colaborar con las tareas diarias.
Zulma arregla unos libros, clasifica lo que van a donar (ahora pueden darse el lujo de ayudar a otras bibliotecas más chicas) y prepara unas fotocopias que le pidieron. “Hace unos meses estoy acá a la mañana, escuche por la radio que Titina necesitaba una mano y acá estoy ayudando”, apunta.
Una de las tareas cotidianas es combatir a las polillas y los insectos que afectan los libros viejos, que son los primeros en verse perjudicados. Por lo tanto la biblioteca debe ser objeto de correctas rutinas de aseo para controlar y detectar los primeros indicios de la llegada de estos molestos habitantes.
En la mayoría de estos casos, además de tratar los libros, también se hace algo con el lugar donde se almacenan, ya que en estos sitios también suelen encontrarse rastros de estos insectos.
Zamba y otros reconocimientos
La historia de Tinina es extraordinaria. De servicio permanente a la comunidad. De película. El canal nacional de contenido educativo infantil le hizo un homenaje con el programa “La asombrosa excursión de Zamba a la biblioteca popular de Clorinda”, que fue luego premiado con el Martín Fierro de cable.
Zamba va a la Biblioteca Popular de Clorinda y conoce a Javier Villafañe, poeta, titiritero y narrador argentino, con quien emprende una aventura a bordo de “La Andariega” que lo lleva a recorrer la Argentina, América Latina y Europa en busca del libro perdido.
“Desde la CONABIP nos alegra compartir la nominación del capítulo. De esta forma, seguimos trabajando en conjunto para promover la lectura y el acceso igualitario a la cultura, a través de todas las bibliotecas populares argentinas” expreso la CONABIP hace unos años por sus redes sociales.
Titina se parece a “Toto”, ese niño que en la película “Cinema Paradiso” de Giuseppe Tornatore, se enamoraba del cine desde una sala de proyección. Esa pasión, esa entrega, ese amor por el arte, fueron el motor que le permitió seguir siempre adelante, pese a las dificultades y barreras que tiene que sortear a diario.