Aides: recuerdo y anécdotas de quien venció al Capitán Coca Cola

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Controvertido y admirado. Aides fue respetado y odiado, con la misma intensidad.  Criticado por sus “operaciones” periodísticas, pero un referente indiscutido que obligó a los sucesivos gobiernos correntinos a mantener con él una relación de cercanía.  Esa simbiosis le permitió, por mérito propio, ubicarse en el lugar de liderazgo en un dial (literalmente) sin competencia. De su pasión hizo su oficio, y de su trabajo una escuela de periodismo de la calle.

En su vida todo fue sobredimensionado: gigante, extraordinario, enorme, desproporcionado. Y así lo transmitía al aire, con esos adjetivos que acompañaban cada dato. Era un niño que armaba el juego a su medida. Sabía qué rol debía cumplir  cada uno y quizás esa fue una de sus grandes fortalezas: conocer la potencialidad de su gente y sacar lo mejor, cualquiera sea la circunstancia.

Se destacó por armar los más destacados equipos de radio. Siempre busco la  excelencia:  si había algo novedoso, lo quería tener. Un periodista incansable, que murió como quiso, en su mundo: la radio. Esa era su vida.

Exigente  y con el teléfono prendido todo el día, podía convocar a su equipo a cualquier hora. Como los boys scouts, “siempre debían estar listos”. Buscó siempre tener a los mejores productores con agendas que tenían los teléfonos de todo el mundo. Sin dudas, fue el periodista del poder, pero supo también ganarse el cariño de la gente o de “doña Rosa” como decía Neustadt, el espejo donde se miraba Aides.

Aides: recuerdo y anécdotas de quien venció al Capitán Coca Cola

Natalio tenía poder sobre la gente. Convocaba a cruzadas solidarias, vendía productos y sentaba posiciones, a sabiendas de lo que ello significaba.

LA CITA

  • Su opinión pesaba. . Él sabía el poder que tenía su palabra y, en muchas ocasiones, su silencio.

Fue el organizador de una marcha multitudinaria a favor de Romero Feris. Eso no lo conseguía cualquiera.

El ejercicio lúdico de la radio agigantó su imagen. En los pasillos de radio Sudamericana hay tantas anécdotas, como personas que pasaron por la radio.  Como director técnico del equipo fue muy perceptivo: sabía en qué posición debía jugar cada uno. Articuló como nadie equipos de trabajo y con el ejemplo de estar al frente, en la primera línea, hizo escuela. Despreciaba  a los haraganes y a quienes buscan hacer el menor esfuerzo.

Con su impronta innovadora, generó en Corrientes algo inédito en los 90’: montó por cuenta propia el primer centro de cómputos electoral “paralelo” al oficial. Con un plantel de periodistas que a veces rozaba las 300 personas, entre movileros instalados en cada escuela de la capital y las principales del interior. Cada uno, munido con una planilla, copiaba a mano los resultados a medida que se iban escrutando. Así, la radio, su radio, se posicionó por años en la fuente que permitía conocer una tendencia del resultado mucho antes que los cómputos oficiales. Y nunca le erraba al resultado. Hacía para eso una fuerte inversión, y conseguía que la audiencia eligiera siempre informarse por ese medio.

A los distintos partidos políticos les costó mucho dinero y esfuerzo llegar a organizar así sus propios centros de cómputos, que ahora funcionan en cada elección en los bunkers partidarios. Natalio había visto en ese manejo informativo una oportunidad, y no dudó en captarla, aunque costara esfuerzo. Así, entre otras cosas, afianzó su liderazgo.

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El totó de pampita

Un día a las 17:00 en punto arrancaba “Buenas tardes país”, por ese entonces, era  el programa que marcaba la agenda periodística de la tarde. Quizas hoy no se escuche tanta radio como hace 15 años atrás.

El equipo estaba preparado para arrancar el programa: Natalio pidió aire, Julio Gauna (el operador) habilito el micrófono.

LA CITA

  • Natalio dijo: “Buenas tardes…impresiónate la cola de pampita”. Opina, Luis Alarcón!!.

Por ese tiempo, era el columnista de política de la radio. Luis agarro la parada y tubo que esbozar algún comentario para salir de semejante encerrona.

“Bueno, sí, si es una chica muy bonita”. Con la corrección que lo caracteriza,  Luis salió airoso del momento incomodo donde lo había metido Aides. Todos se miraron y esbozaron una sonrisa. Nadie entendió nada. Natalio hizo lo suyo, lo que mejor le salía: jugar e improvisar al aire.

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Cosas de mandinga

El remisero  tenía prendida la radio y seguía de cerca lo que se convertiría en el tema de la semana.

          Usted que trabaja en la radio. ¿Qué sabe del diablito?

          No tengo idea de qué me estaba hablando, la única referencia con entidades demoniacas los tuve en las clases de catequesis en la secundaria. ¿De que diablo me está hablando usted? – le pregunté.

El remisero estuvo toda la noche despierto y me puso al tanto de lo que estaba pasando. Cuando llegue a la radio ya sabía por dónde pasaría el show del día. Pensé que solo duraría unas horas. El tema se instaló y hasta una autoridad eclesiástica había metida en ello. Un fantasma, un diablito asechaba el barrio Seminario.

Casi como en un novela con entregas diarias, la historia ganó el prime time del dial. Una sombra asechaba el barrio Seminario y tenía atemorizado a los vecinos del lugar. Muchos oyentes primero tomaron la cuestión en broma.  Alguno se apuntó a un posible “pata de lana” que tuvo que escapar por los techos al ser descubierto. Pero no se trababa de eso.

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Los testimonios se fueron sumando con el correr de los días y la figura diabólica que saltaba por los techos del lugar, tuvo intervención de la policía que rodeó la manzana.  “Pepe” Alegre cubrió el hecho desde el inicio y se aposto toda la semana en el barrio.

Horas y horas de radio se consumieron en teorías de lo que podía estar pasando.  Mientras mirábamos al diablito, por otro lado pasaban cosas o dejábamos de hablar de otros asuntos. Muchas veces la distracción fue la mejor carta para el poder.

“El caso de la sombra o entidad me tuvo corriendo y sin dormir toda una semana. Con el ojo despierto siempre y dispuesto a cualquier hora” cuenta “Pepe” Alegre, uno de sus fieles colaboradores y quien consideraba a Natalio como su amigo.

“Yo le decía las cosas de frente porque lo quería y siempre tuvimos una gran relación que iba más allá de lo laboral. El me dió la mano, me ayudo y yo nunca me olvido de eso”, recordó uno de los integrantes más antiguos del ejército del aire.

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Frente a frente

En los  90’, el programa “Frente a frente”, que conducía Natalio, fue furor en el estilo y los personajes que participaron del mismo. Al estilo Houdini,  un hombre atado se prendía fuego en una casilla montada en el patio de canal 13. Algo falló. Tuvieron que actuar los bomberos. No paso a mayores, pero un hombre casi termina calcinado.

 Natalio fue cultor en enfrentar a dos personas al aire y en alentar las peleas de los vecinos.  Se regocijaba en las posturas que cada uno exponía. Esos cruces, muy de uso en un momento de la radio en Corrientes, generaron los títulos más amarillos de la época.

La mecánica era simple. Llamar a una persona para que hable mal de otra, llamar a la otra y cruzarlos al aire. Hoy esa práctica está en desuso, es cuestionada y casi nadie se animaría hacerlo. Un acto de mal gusto. No es que antes no lo fuera, sino que socialmente estaba más aceptada y era parte de “las reglas del juego”.  El enojo de los políticos con Natalio duraba poco. Natalio tenía poder y nadir quería estar enfrentado a él.

El rey de la primicia

La radio fue su trinchera, el mejor lugar donde podía estar. El lugar donde se sentía seguro. La adrenalina del peligro lo agitaba. Con él había que ir a fondo. Estar al frente, conseguir la nota. Aides valoraba eso y así forjó su nombre y su imperio, donde la primicia exclusiva era ley.

Aides: recuerdo y anécdotas de quien venció al Capitán Coca Cola

Hoy hablar de primicia con la instantaneidad de los medios de comunicación es casi de antaño. La incorporación de los smartphone a la vida cotidiana cambió nuestra relación con la noticia, las primicias, en fin cambio la relación con el mundo.

Chaqueño de nacimiento, se inició en la profesión como periodista deportivo, a los 18 años. En 1982, cubrió el conflicto de Malvinas con el Reino Unido desde Estados Unidos, transmitiendo las sesiones de la ONU y la OEA. Después de ello, comenzó con su ciclo radial Radiomañana en LT 7 Radio Provincia de Corrientes, que mantuvo en esa emisora hasta 1999. Según él mismo contó en una entrevista con el diario Época, “los dueños de LT 7 se asustaron mucho cuando fue la caída de [Raúl] Tato Romero Feris. Quisieron suspender uno o dos días el programa y les dije que no. Debido a eso nació radio Sudamericana”.

Aides: recuerdo y anécdotas de quien venció al Capitán Coca Cola

Tenía una envidiable e impecable  Tonomac, siete mares con la que se informaba de lo que pasaba en mundo. Fue el único que trasmitió un torneo de bochas por radio. ¿Alguien se imagina escuchar un relato de este deporte que es aburrido en sí mismo por la radio?. Bueno, él lo hacía. Sin dudas, ese espíritu intrépido y desprejuiciado marco toda su carrera.

Aides: recuerdo y anécdotas de quien venció al Capitán Coca Cola

La batalla al Capitán Coca Cola

“No me imagino jubilado. Me voy a morir con el micrófono a mi lado”, confesó en ese mismo reportaje, en 2012. “Eso lo asumí pese a que este año he estado más muerto que vivo, internado 45 días en terapia intensiva, con respirador artificial. Así que estuve muy mal, más cerca de morir que de vivir, pero Dios me dio una mano y voy a aprovecharla”, señaló.

Cuando tocaba hacer guardia, había una premisa, que se encargaba de recordar en todas las reuniones: “No dejarse ganar por el capitán Coca Cola”.

Aides siempre contaba la historia de un militar que hacia guardia un lugar por horas y horas. Pero en un descuido, fue traer una Coca Cola de la máquina y le tomaron el cuartel.

Aides: recuerdo y anécdotas de quien venció al Capitán Coca Cola

 Era un chiste interno, pero en esa frase Aides se resumía su concepto de periodismo y la intensidad del trabajo. Una vez uno de los móviles hizo 6 horas de guardia para conseguir una nota, cuando fue a comprar algo para comer, perdió la nota. Le pasó lo del capitán Coca Cola.

 Para él, no había otra manera de vivir y de hacer radio, que en su caso, era casi lo mismo. Acuñó una manera de vivir y de hacer periodismo. Estar, siempre atento, estar. Quizás por eso ahora que se ha ido, sigue tan presente, como si todavía estuviera de guardia detrás del micrófono.